Por Business Doc Europe
JULIO 6, 2021
“El paisaje y la identidad cultural del país contribuyen a la forma en que se hace cine, a las historias que se cuentan”, explica la directora de Chiledoc, Paula Ossandón Cabrera, en relación al rango de producción documental de su país, diseñado tanto para audiencias locales como para la comunidad documental internacional.
“El mosaico hace la propuesta atractiva, ya que puedes encontrar productoras desarrollando contenido dirigido a audiencias más masivas y otras concentradas un cine más autoral, con lenguajes cinematográficos más complejos”.
En Cannes Docs 2021, la delegación chilena presentará cuatro docs-in-progress, en línea el 7 de Julio desde las 16:15 hasta las 17:30 CET, y en vivo en el lugar el 10 de Julio desde las 11:45 a las 12:30 CET.
Bajo sospecha, dirigida por Daniel Díaz y producida por Esteban Sandoval, trata sobre la aceptación la identidad familiar, y el posterior descubrimiento de un lenguaje abandonado por los ancestros del director.
En Bastardo. La herencia de un genocida, dirigida por Pepe Rovano y producida por Clara Taricco, un hijo alejado de su padre, un policía chileno acusado por homicidio durante la dictadura de Pinochet, emprende una búsqueda de 13 años para entender y reparar un pasado oscuro y quebrado.
Punto de encuentro muestra a dos directores utilizar el cine de ficción para reconstruir lo que sus padres vivieron en un centro de tortura, 45 años atrás. El film es dirigido por Roberto Baeza, y producido por Paulina Costa.
Mientras que en Edita, la directora Pamela Pollak se pregunta si es que su tía abuela, una mujer troskista, estudiante de Bauhaus que vivió en Europa décadas atrás, era tan loca como la retrataban. El film es producido por Cristóbal Sotomayor, Carolina Ojalvo y Pamela Pollak.
“Estos cuatro proyectos en etapa de montaje… exponen temas contingentes, relevantes y globales: violaciones a los derechos humanos, discriminación contra las mujeres, segregación hacia personas de origen indígena, o la relación entre hijos no reconocidos y sus padres”, dice Ossandón Cabrera. “Lo que es destacable de estas propuestas, todas operas primas, es que han sido construidas desde puntos de vista innovativos, con narrativas consistentes, y que son propuestas bien construidas y de gran calidad artística. La participación de Chile en Cannes Docs demuestra cómo nuestros documentales están siendo reconocidos hoy por su calidad artística y sus temas globales en la orbita internacional”.
La directora de Chiledoc señala que la producción documental de su país “bordea” el estreno de 15 largometrajes al año, y que cómo a pesar de la pandemia, la cantidad de largometrajes a estrenarse en 2022 es de al menos diez. “Aún así, muchos documentales han tenido que pausar o re agendar su rodaje debido al COVID, y esto probablemente tendrá efectos más notorios en los estrenos que tengamos en 2023”.
En 2022, el financiamiento institucional disponible para documentalistas chilenos a través de fondos de emisión (CNTV) y de fondos audiovisuales nacionales, asciende a $22.5 millones. Esto incluye aportes de emergencia por Covid, entregadas al sector audiovisual documental.
“La industria documental es trabajadora. Está acostumbrada a la adversidad, a trabajar generalmente con pocos recursos pero con mucho profesionalismo, ofreciendo resultados de alto nivel, y eso nos hace confiables”, añade Cabrera. “Hay un espíritu muy colaborativo en el sector… La persistencia es otra de las cualidades que está dando resultados, ya que hay un enorme esfuerzo para apoyar la producción y la presencia tanto de productores y directores, como de marcas como CinemaChile y Chiledoc en los grandes festivales y mercados del mundo”.
A comienzos de este año, el entretenido y desgarrador documental de Maite Alberdi El agente topo, que también coqueteaba con elementos románticos y detectivescos, fue nominado a Mejor Largometraje Documental por los Premios de la Academia. ¿Cuál fue el efecto del éxito de Alberdi?
“Como la primera documentalista chilena nominada a un Oscar, se convirtió en un hito que también marcó al publico chileno”, responde Ossandón Cabrera. “La gran contribución del film fue el despertar el interés masivo del publico, quebrar con preconceptos y prejuicios que usualmente existen sobre el documental”.
Añade que a pesar de eso, Chile goza de una larga tradición documental con “grandes exponentes”, como Patricio Guzmán (La trilogía de La Batalla de Chile, 1975-79, Salvador Allende, 2004), e Ignacio Agüero (El diario de Agustín, 2008).
“Como ellos, tantos otros cineastas chilenos han gozado de reconocimiento internacional, ganando importantes premios y selecciones en los más destacados festivales. Por lo tanto, podríamos decir que el camino que el documental chileno ha recorrido empezó hace bastante tiempo, y que todas estas producciones han pavimentado lo que hoy es percibido con una imagen solida”, dice Ossandón Cabrera.
“La misma Maite Alberdi ha recorrido un camino muy interesante y poderoso, que se consagró con la nominación de El agente topo a los Oscar, pero es importante recordar que ella ya había sido reconocida y premiada por sus documentales La once, Yo no soy de aquí y Los niños”.
Ossandón Cabrera continúa, “Hoy hay una nueva generación de creadores que están desarrollando producciones con una diversidad de puntos de vista, con propuestas frescas y poderosas, dirigidas a temas de interés global a partir de realidades locales. Estas mismas generaciones se están atreviendo a explorar los limites, mezclar géneros e incorporar herramientas que les ofrece la realidad”.
En sus materiales promocionales, Chiledoc se refiere a su “fuerza colectiva”. Este no es un slogan barato, subraya Ossandón Cabrera, sino dos palabras que describen la esencia de la industria en términos de sus poderes colaborativos y su espíritu.
“Este es un sector muy comunitario, y cuando me refiero al sector, estoy pensando en la cadena completa de producción de documentales, series y contenido de realidad extendida. Directores, productores, además de equipos técnicos, distribuidores, exhibidores y organizaciones que apoyan al sector, todos se conocen y trabajan juntos estableciendo alianzas y compartiendo información. Somos un país pequeño con una comunidad unida, que entiende que si un proyecto o realizador es reconocido afuera, la imagen de Chile se refuerza, y esto beneficia al sector completo”, insiste.
“En mercados internacionales, una de las características de las delegaciones chilenas es que operan de manera cohesiva, promoviendo no solo sus propios proyectos sino que también los de sus colegas, ayudándose unos a otros a encontrar contactos y compartir conexiones. Es un sector que se reconoce como diverso y aprecia el hecho de que las miradas y las formas de hacer son distintas para cada uno. Por todas estas razones, como Chiledoc, la marca que promueve el documental chileno en el mundo, hemos definido como uno de nuestros slogans la idea de que más que un sector, somos una fuerza colectiva que se mueve junta, empoderando unos a otros, en la que no hay solo un representante, por que somos todos representantes”, cierra Ossandón Cabrera.